1996. Socialismo o barbarie, declaración noviembre de 1996

DECLARACION DEL COMITÉ POR LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO OBRERO REVOLUCIONARIO Y DE LA INTERNACIONAL OBRERA REVOLUCIONARIA
SOCIALISMO O BARBARIE
Todos podemos ver la realidad del capitalismo: una inmensa miseria que alcanza a las tres cuartas partes del planeta y, en las metrópolis imperialistas, la destrucción de todas las conquistas arrancadas anteriormente por el proletariado: en los USA el salario por hora mínimo es inferior a 625 pesetas y la tasa real de paro no es del 5% sino que sobrepasa el 10% si se aplican los mismos criterios de cálculo que en Europa (para algunos expertos se situaría incluso en el 14%). En Francia [España] está en marcha la liquidación de la Seguridad Social y se anuncia la de los retiros obreros; el número oficial de parados se eleva por encima de los tres millones [cifras similares se dan en el Estado español]. Para la juventud, el único porvenir que ofrece el capitalismo es el paro, las chapuzas o un trabajo que no se corresponderá jamás con la titilación adquirida.
OCTUBRE DEL 17
Pese a todo, en 1917 la Revolución de Octubre demostró que es posible destruir el Estado burgués, expropiar a la burguesía, construir un Estado obrero, emprender la construcción del socialismo. Pero aquel Estado obrero degeneró, los soviets fueron liquidados por la burocracia, la economía se asfixió: sólo los aparatos políticos financiados por la burocracia del Kremlin -como el PCF [PCE]- llamaban ‘socialismo’ a lo que se había convertido en su monstruosa negación. Sin embargo para los trabajadores no podía borrarse lo que había significado Octubre de 1917: la primera revolución proletaria victoriosa en la historia de la humanidad.
RESTABLECIMIENTO DEL CAPITALISMO
Hoy día la URSS ha sido dislocada, la planificación económica y el monopolio del comercio exterior han sido liquidados por la burocracia, así como lo esencial de la propiedad estatal de los medios de producción. En Rusia, en la ex-URSS, en los países del Este de Europa, el capitalismo es reintroducido a marchas forzadas, y con el capitalismo más miseria, paro, descomposición social. Rusia misma, en su descomposición, está condenada al estallido. La burguesía exulta: “Veis como el socialismo es imposible”, no cesa de martillear. A coro, los dirigentes de los PS y de los PC repiten: “es preciso renunciar a esa utopía. Es preciso adaptarse a la libre empresa”. Proclaman “la quiebra del socialismo” los mismos -ellos y sus antecesores políticos- que han asesinado el socialismo.
ELLOS ASESINARON OCTUBRE DE 1917
¿Qué pasó? En Octubre de 1917, tras tres años de guerra imperialista -la mayor carnicería de la historia hasta entonces- el proletariado ruso destruía el Estado Zarista y levantaba la democracia de los soviets; una ola revolucionaria se extendió por Alemania, por Europa central. Inmediatamente los imperialismos francés, americano e inglés intervinieron militarmente en Rusia contra el Estado obrero. En Alemania fue aplastada la revolución, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo fueron asesinados por mercenarios bajo las órdenes de los dirigentes socialdemócratas Ebert y Noske.
Finalmente la URSS consiguió rechazar la ofensiva conjunta de los imperialismos y los rusos blancos, pero salió exangüe y dramáticamente aislada: el proletariado estaba agotado, sangrado, casi liquidado. Marx escribió: “no se socializa la miseria (…) la indigencia (no provoca sino) que retorne la lucha por lo necesario y resucitando así todas las viejas lacras”. Trotsky explica: “Sobre el terreno histórico de la miseria, agravada por la devastación, la lucha por la existencia individual ha conocido un encarnizamiento sin precedentes: ¿es preciso recordar que se ha producido actos de canibalismo en dos ocasiones en cierta región del país?”. Las “viejas lacras” (el gendarme repartidor que se sirve el primero) reapareció con los rasgos de la burocracia del Kremlin. A su vez, como un cáncer, la burocracia estaliniana prosiguió la destrucción del Estado obrero; hoy nadie niega ya los crímenes de Stalin y de la burocracia del Kremlin: bajo una falsa etiqueta de socialismo la dictadura de Stalin exterminó la generación de Octubre (a Trotsky y los principales dirigentes), instituyó el gulag, confiscó en su provecho la totalidad del poder.
REVOLUCIONES, CONTRARREVOLUCION: DECENIOS DE COMBATE
La burocracia estaliniana fue la organizadora de las más terribles derrotas del movimiento obrero: en China (1927), en España (1936), etc.…en Alemania, en 1933, Hitler tomó el poder gracias al Partido comunista alemán para quien el principal enemigo era el partido socialdemócrata. Sin embargo la crisis del sistema capitalista (1929-39), una nueva ola revolucionaria a partir de 1944 acuerdan una prorroga a la URSS. De ella resultaron otros Estados obreros (China, Yugoslavia…), pero burocratizados desde el principio debido a la ausencia de partido revolucionario. Los imperialismos redoblaron sus esfuerzos: plan Marshall, guerra de Corea, guerra de Vietnam…innumerables insurrecciones nacionales y revoluciones fueron ahogadas en sangre, a menudo con el apoyo de los dirigentes de los PS y de los PC; como sucedió en mayo de 1945, cuando el gobierno provisional del que formaban parte el PCF y la SFIO [Sección francesa de la Internacional obrera, la organización socialdemócrata francesa que más tarde dará lugar al PS] aplastó la insurrección argelina de Sétif: 40.000 muertos.
En el Este de Europa la revolución política, de Berlín (1956) a Budapest, de Praga a Varsovia, intenta establecer un verdadero poder obrero: los tanques de la burocracia aplastaron esta aspiración. La presión económica y financiera el imperialismo junto a la carrera de armamentos acabaron de arruinar a estos regímenes: a partir de 1989 se fueron hundiendo bajo los golpes de las masas. Pero tras decenios de represión y de miseria, bajo la presión del imperialismo y en ausencia de organización revolucionaria. El proletariado no ha podido tomar el poder. Así se abrió la puerta a la restauración capitalista.
QUIEREN EXTIRPAR LA IDEA MISMA DEL SOCIALISMO
Durante decenios, los dirigentes de los PS y de los PC han combatido en la práctica al socialismo aunque unos se reclamaran de un lejano ‘socialismo’ y otros lo hicieran del ‘comunismo’. Hoy día, y ya abiertamente, el socialismo se ha convertido para ellos en el enemigo: el PS de Jospin [aquí González] elogia la ‘libertad económica’. El Labour Party de Toni Blair rechaza el control estatal de la economía. El PCF de Robert Hue [lo mismo que el PCE de Anguita] defiende igualmente la propiedad capitalista: “el estatismo ha demostrado que no puede cumplir su misión… este modelo (…) ha fracasado”. (Con el pretexto de “superar el capitalismo”, el PCF propone ayudarle a sobrevivir mediante la cogestión, como el PS, mientras el capitalismo es históricamente un sistema desde hace mucho retrasado). Durante decenios, el PCF -representante oficial de la burocracia del Kremlin- proporcionó un sostén activo a todos los crímenes del estalinismo. Hoy el PCF escribe cínicamente: “el estatismo (…) hizo posible (…) el estalinismo”. Es como el asesino que se lava las manos sobre el cadáver de su propia víctima espetándole: “tú eres responsable… ¡de que yo sea un criminal!”.
Situándose explícitamente en defensa del capitalismo, estos partidos protegen a los diferentes gobiernos burgueses. Por esta razón, en noviembre-diciembre de 1995, salvaron al gobierno de Chirac-Juppé.
COMBATIR, VENCER Y DERRIBAR EL GOBIERNO RPR-UDF
En noviembre-diciembre de 1995, el gobierno Chirac-Juppé podía haber sido barrido. Pero los dirigentes del PS y del PCF han sido respetuosos con este gobierno. Los dirigentes sindicales combatieron contra la huelga general en nombre de la “generalización de las huelgas”… Salvado de esta manera, el gobierno Chirac-Juppé ha podido emprender la destrucción de la Seguridad Social y proseguir su política antiobrera.
Sin embargo este gobierno teme sobre todo a una nueva ola que lo barrería. Desde principios de verano los aparatos sindicales se han empeñado en la construcción de diques para frenar un poderoso movimiento del proletariado que podría enfrentar y vencer al gobierno Chirac-Juppé. Han multiplicado las jornadas de huelga, las acciones dislocadas, dispersas… Junto a los dirigentes del PS y del PCF demandan a este gobierno ultrarreaccionario ‘otras opciones’, una buena política. Rehusando romper con este gobierno acentúan todavía más su política de participación-concertación, hacia la co-gestión.
Pero este gobierno es aborrecido por el conjunto de los trabajadores; el RPR y la UDF temen ser barridos por los medios y métodos de clase del proletariado. El PS y el PCF no temen esto menos. Por ello dejan para las legislativas de marzo de 1998 la posibilidad de infligir una derrota electoral al RPR y la UDF para instituir un gobierno de ‘cohabitación’. Los trabajadores no se hacen ilusiones con el PS y el PCF. Sin embargo, eventualmente, para derrotar al RPR y la UDF, votarán otra vez por el PS y, complementariamente, por el PCF, ello a falta de partido revolucionario.
POR UN GOBIERNO DEL PS Y DEL PCF SIN MINISTROS BURGUESES
Los dirigentes del PS y del PCF se preparan activamente para esta cita electoral. Ahora bien, por el momento, el gobierno es el gobierno Chirac-Juppé (o cualquier otro que eventualmente pudieran formar RPR y UDF). Lo que necesita la clase obrera es que los dirigentes de las organizaciones obreras, partidos y sindicatos, rompan con este gobierno, lo combatan y derriben. ¡Que realicen el Frente Único de las organizaciones obreras contra este gobierno! En lugar de preparar diferentes combinaciones para una cohabitación poselectoral respetuosa con Chirac, en lugar de prepararse para gobernar en alianza con uno o varios partidos burgueses, que se pronuncien por un gobierno de Frente Único de las organizaciones obreras: un gobierno formado por ministros del PS y del PCF sin ningún representante burgués, y que emprendan el combate por derribar inmediatamente el gobierno Chirac-Juppé.
Imponer esto, imponer tal gobierno del PS y del PCF, imponer la satisfacción de las reivindicaciones: para mantener este combate a la clase obrera le es preciso un partido revolucionario; al final, para que se constituya un verdadero gobierno obrero, para que sea expropiada la burguesía, la clase obrera debe construir un auténtico partido revolucionario que se fije como objetivo la toma del poder, la constitución de un Estado obrero, de una Federación de los Estados Unidos Socialistas de Europa.
A falta de tal partido, de tal perspectiva, la clase obrera y la juventud encajarán los golpes cada vez más duros que les inflige la burguesía.
EL SOCIALISMO NO ES UNA UTOPIA
Salvo los charlatanes nadie osa hoy en día pretender que la miseria, el paro y las guerras desaparecerán sin que desaparezca el capitalismo.
El pretendido ‘socialismo en un solo país’ fue una utopía reaccionaria propagada por Stalin. Igual que el capitalismo se ha apoderado de la tierra entera y que es por la potencia militar, económica y financiera de sus Estados como los capitalismos nacionales aseguran la defensa de sus partes de mercado y del sistema en sí, no es sino apoderándose de la tierra entera como podrá ser construido el socialismo a partir de la destrucción de los Estados burgueses, de la expropiación de la burguesía, de la construcción del Estado obrero. No se puede construir el socialismo en un solo país.
SOCIALISMO O BARBARIE
El sistema capitalista gira sobre un volcán. En la bolsa de New York y sobre los demás mercados financieros, se hincha una formidable burbuja financiera. Su estallido puede provocar en cualquier momento un crac bolsista, monetario, bancario generalizado. La debacle económica que resultará será de una amplitud sin precedentes. Pero el capitalismo no desaparecerá por sí mismo, siempre hace soportar los costes de sus crisis la población trabajadora.
La barbarie capitalista no tendrá fin más que si la clase obrera, el conjunto del proletariado enfrenta la cuestión del poder, expropia a la burguesía y desmantela su Estado instaurando un Estado obrero. Ello implica la construcción de un Partido revolucionario, de una Internacional obrera revolucionaria fundada sobre el programa de la revolución.
Socialismo o barbarie: no hay otra alternativa.
20 de noviembre de 1996

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