2011-12-10 Las tareas de la clase obrera del Estado Español ante la crisis económica, financiera y social. Texto completo.

 

 

Contenido:

La gravedad de la crisis económica


La gravedad de la crisis económica

En el cuarto año de la crisis económica, la situación social en el Estado Español es altamente explosiva. Las estadísticas oficiales calculan una cifra de desempleo del 21 % de la población activa: 4,8 millones de trabajadores en el paro, casi la mitad de ellos desde hace más de un año. Uno de cada tres inmigrantes no tiene trabajo y entre los jóvenes hay franjas de edad en que la tasa de desempleo excede del 60%. En septiembre de 2011, la Encuesta de Población Activa ha publicado que 1.367.000 hogares (uno de cada diez con miembros activos) tienen a todos sus componentes en el paro, mientras que sólo la mitad de los trabajadores parados reciben algún tipo de subsidio para sobrevivir. Entre los que trabajan, el 25% tienen contratos temporales y el 14% a tiempo parcial. En los hechos, los salarios de la mayor parte de la población o están congelados o disminuyen incluso en términos nominales y las jornadas de trabajo multiplican sus horas (no pagadas) a interés del patrono.

Y todas las cifras continúan agravándose día a día. No hay sector que se salve. Si la construcción ha perdido en dos años la mitad de sus empleos, la industria se encuentra al 84% de su producción en 2005. En 2010 el conjunto de la producción nacional (PIB) todavía era un 3,8% inferior a la del 2008, y para el 2012 ya se anuncia un nuevo agravamiento de la recesión.

El problema de la vivienda es especialmente grave. Su precio se multiplicó por 2,5 durante la década del boom inmobiliario y en los tres últimos años se calcula que sólo ha descendido entre el 22 y el 24%. Para una parte importante de la juventud trabajadora simplemente no es accesible. Sólo lo ha sido para parejas que dedican uno de sus salarios (y a veces más) al pago del alquiler o la hipoteca (que en muchas ocasiones era menor que el alquiler medio), lo que ha dado lugar a toda una capa de jóvenes sobreendeudados incapaces de cumplir con los pagos en cuanto uno de ellos pasa al desempleo o la pareja se separa. En la actualidad se cuentan unas 600.000 familias inmersas en procesos de impagos hipotecarios. Desde que se inició la crisis en 2008, el Consejo General del Poder Judicial ha contabilizado 140.000 desahucios y calcula su incremento interanual actual en el 21,2%.

No existe un censo de vivienda vacía en el Estado Español, pero según datos de un informe sobre el sector inmobiliario de CatalunyaCaixa a cierre de 2010 el excedente de viviendas nuevas sin vender en España era de 800.000 unidades. No obstante, esta cifra es discutida por el Observatorio Inmobiliario y de la Construcción, que con un cálculo muy simple y convincente eleva a 2,32 millones el excedente actual de viviendas nuevas, al que habría que sumar el stock sin uso de segunda mano. Con rasgos propios, naturalmente, la crisis de la vivienda forma parte y ejemplariza la anarquía de la producción capitalista, que produce para generar beneficio privado y no para satisfacer necesidades sociales, lo que ineluctablemente aboca a la economía a las crisis cíclicas por sobreproducción. Millones viviendas en stock, muchas de ellas en las playas, mientras millones de familias no tienen acceso a vivienda digna y otras centenares de miles están en peligro inmediato de desalojo de sus casas. Es la ley del capital y de la propiedad privada de los medios de producción.

La crisis financiera, que se combina con la económica en la mayor parte de los países capitalistas desarrollados, está tomando en el Estado Español un cariz específico ligado a la crisis de la vivienda. A su alegre participación en la explosión de los “activos tóxicos” de la gran burbuja financiera internacional, nuestros bancos y cajas de ahorro han añadido su propio impulso a la burbuja inmobiliaria local. Y ahora son propietarios de una parte muy importante de las viviendas nuevas invendibles y sobrevaloradas, procedentes de constructoras quebradas, así como de miles y miles de otras viviendas que fueron vendidas pero cuyos compradores no han podido hacer frente a los pagos hipotecarios. El resultado, un nivel de descapitalización insostenible, imposible de compensar con la venta de unos pisos que pierden valor de mercado cada día que pasa. Un fiasco generalizado que, sumado a la ola de impagados producto de las continuas quiebras empresariales, tiene al borde de la bancarrota a la casi totalidad de los bancos y cajas de ahorros del país.

La crisis española es un elemento especialmente agudo de la crisis económica y financiera del capitalismo mundial, cuyo desarrollo actual está poniendo en peligro las bases mismas del sistema monetario europeo y la propia Unión Europea. A este respecto, es importante explicar que el análisis económico marxista demuestra la falsedad de las afirmaciones de todo tipo de gurús y organizaciones (de derecha o de izquierdas) que señalan como causa de la crisis a la “especulación” desaforada de los capitales mundiales. Si ello fuera cierto, bastaría con introducir elementos de control más o menos intensos (por ejemplo la tasa Tobin) para atajar la crisis actual y evitar las futuras. Pero no es así.

La “especulación de capitales”, las burbujas financieras y sus estallidos, no son la causa, sino uno de los efectos de las leyes que rigen el desarrollo del capitalismo y lo condenan a las crisis de sobreproducción recurrentes. De manera matemática el sistema aboca a la acumulación creciente de masas de capital (procedentes de la plusvalía arrancada a la clase obrera) que cada vez encuentran menos posibilidades de reinversión en el sistema productivo a tasas de beneficio “aceptables”. Es esta ley de tendencia descendente de la tasa de ganancia la que empuja a los capitales “excedentes” a los juegos especulativos que dan lugar a las grandes burbujas financieras, en las que aparentemente se multiplican los beneficios y el propio capital (capitales ficticios)... hasta que llega el reventón y esfuma todo o parte de lo que en realidad sólo existió en forma de asientos contables.

El mercado de explicaciones sobre la crisis es hoy tan amplio como acientífico, y está casi siempre ligado a las recetas más o menos coyunturales que tal o cual agente de la burguesía cree que servirán para aliviar su situación. Destacan, por su infiltración en las filas obreras, las teorías que identifican el “subconsumo” o la “falta de liquidez” como el origen de la crisis (y las políticas keynesianas i/o monetaristas como su solución). Curiosamente ninguno de los defensores de estas teorías (entre los que se encuentran las burocracias sindicales y el propio PSOE) se plantea conjugarla con la obvia realidad de que las crisis estallan, precisamente, en el momento álgido del consumo y liquidez monetaria. Son teorías que, como tantas otras, tratan de hacer pasar lo que son consecuencias inevitables de la crisis como si fueran su causa. En definitiva, lo que tratan de ocultar a las masas es que el origen de su situación cada día más dramática es la naturaleza misma del sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción y el máximo beneficio privado. Y, en consecuencia, la única solución definitiva posible exigirá la expropiación del capital y la planificación de la producción en función de las necesidades de la sociedad.

La gestión económica del gobierno PSOE

Estos cuatro años de crisis, la política económica del gobierno Zapatero-PSOE ha destacado por su similitud con la de cualquier otro gobierno burgués de la zona euro: se ha dirigido única y exclusivamente a satisfacer las exigencias de la clase dominante en los términos que ésta ha dictado. Ha habido todo el dinero público necesario para salvar a los bancos privados por dos veces, nacionalizar los activos tóxicos que van aflorando y dejar que aquéllos fagociten sin riesgo a las cajas de ahorro. Se ha financiado un “plan de choque” de obras públicas municipales precipitadas (y mayormente absurdas) para retrasar la agonía de las grandes constructoras. Hay dinero público para mantener guerras y ocupaciones militares imperialistas (Afganistán, Libia, Líbano, Haití…). Hay dinero para renovar el armamento de los cuerpos represivos y el ejército. Hay dinero público para inundar de subvenciones y reducir o eliminar los impuestos a las grandes empresas y fortunas. Hay dinero público para financiar masivamente a la iglesia, a la enseñanza privada y a los profesores de religión católica en la pública. O si no lo hay, se pide prestado y se multiplica la deuda. Y después se pide “sacrificios” a la “población” para pagarla, eso sí, con prioridad constitucional sobre cualquier otra partida presupuestaria y al tipo de interés tan abusivo como requiera “la prima de riesgo”, es decir, los grandes tiburones del capital financiero mundial.

Entre 2007 y 2011 la deuda pública española ha crecido un 87,5%. No es muy voluminosa en comparación con otros países europeos (78,3% del PIB), pero está altamente expuesta a los movimientos especulativos, por estar en su mayor parte (el 53,4%) en manos privadas extranjeras. En los últimos meses ya ha empezado a vivirse agriamente la importancia de este hecho y el gran peso de sobrecoste que puede llegar a tener en los presupuestos del Estado.

El marasmo de la crisis de la deuda soberana europea ya ha hecho caer a Grecia y Portugal en manos de los tiburones, mientras que España, junto a Irlanda, Italia y pronto muchos otros países del euro, están a las puertas de su entrega en las condiciones que determinen finalmente el BCE (instrumento del capital financiero dominante en la zona euro: Alemania y, en menor medida Francia) y el FMI (instrumento del capital financiero mundial bajo la hegemonía del norteamericano).

En esta situación, mientras la clase obrera encaja los peores momentos del paro, el gobierno PSOE-Zapatero ha estado trabajando duro en los términos que le ha exigido la burguesía y ha puesto en marcha una serie acelerada de ataques a todos los sectores de los trabajadores y a todas las adquisiciones obreras que amortiguan los peores efectos de la explotación del capital sobre el trabajo: reforma laboral, reforma de las pensiones, recortes presupuestarios en todos los servicios públicos, reducción de los salarios de los trabajadores de la educación, sanidad y administración públicas, congelación de las pensiones, privatización de puertos, aeropuertos, correos y ferrocarriles; militarización de huelguistas, reforma constitucional por la que se da prioridad absoluta a los pagos de intereses y capital de la deuda pública, por encima de cualquier otro gasto.

Hasta su último aliento antes de perder las últimas elecciones, la dirección del PSOE ha dirigido el gobierno burgués que ha llevado a cabo la mayor ofensiva contra la clase obrera que se recuerda desde los años 50... lo que no le ha impedido la desfachatez de centrar la actual campaña electoral en el anuncio de que con el PP será todavía peor (lo que sin duda es sentido como cierto entre las masas).

En contraste con otros partidos socialdemócratas con lazos más intensos con la clase obrera, en el PSOE no ha habido ninguna resistencia política interior, nada que se escapara a la disciplina feroz de las exigencias del capital, ninguna fracción por pequeña que fuera que pusiera en entredicho o discutiera la política de su gobierno.

La degeneración y declive de UGT y CCOO

Por su parte, las grandes centrales sindicales, CCOO y UGT, cuyas finanzas dependen, desde hace décadas, casi exclusivamente de las subvenciones del Estado, se han limitado a seguir con su vieja política de pacto social. Su colaboración con “el desarrollo económico y la productividad” (sic) (es decir con los planes patronales de incremento permanente de la explotación de la clase obrera) ha llegado hasta el punto de permitirles firmar la aceptación de la reforma de las pensiones y dejar pasar todos y cada uno de los demás paquetes antiobreros entre quejidos humildes y alguna que otra “jornada de huelga”.

A este respecto, conviene recordar el gran fiasco de la llamada “huelga general” del 29 de septiembre de 2010 contra la Reforma Laboral, que tuvo un seguimiento muy limitado entre los asalariados como consecuencia de la desconfianza y desapego respecto a las direcciones sindicales, tras la durísima experiencia de muchos años de traición continua y descarada.

Por la misma razón, la vida interior de estos sindicatos es un erial devastado. Las burocracias los han deformado también en todas sus facetas orgánicas. Han hecho desaparecer las cajas de resistencia y de solidaridad, los locales para la reunión libre (casas del pueblo), la vida de las secciones locales, la discusión organizada para los congresos, la elección directa de delegados desde la base.

La desafiliación creciente y la desmoralización de los cada vez más escasos afiliados son el efecto de todo ello y alimentan a su vez la falta de resistencia interna a la política entreguista y a la violación sistemática de las más elementales reglas de democracia interior.

Democracia Real Ya, las asambleas de mayo-junio y la creación del Movimiento 15M contra ellas

Las nuevas generaciones obreras acceden a este dramático escenario político y sindical sin perspectivas de futuro, sin esperanza de mejora y, lo que todavía es peor, sin confianza en ellos mismos como clase. Este es el marco en que el 15 de mayo, en vísperas de las elecciones municipales en que sin duda iba a ganar el PP y a hundirse el PSOE (como en las legislativas actuales), se dio la convocatoria de Democracia Real Ya (DRY) para una manifestación bajo el lema populista (vacío de contenido y alternativa). “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, utilizando casi exclusivamente las redes sociales de Internet.

DRY era un organismo desconocido en aquel momento, de poco tiempo de existencia (algunos meses, según la prensa), que se presentaba como una agrupación espontánea de “personas normales y corrientes. Somos como tú: gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean” (http://www.democraciarealya.es/manifiestocomun/).

Hoy, aunque la composición concreta de la dirección de DRY continúa intencionadamente oscura, es público y conocido el apoyo de numerosas “agrupaciones ciudadanas” de todo tipo (ver sitio web: “adhesiones”) entre las que destacan algunas viejas conocidas de la orla estalinista (p.e. ATTAC). No tan conocida es la naturaleza de un núcleo de muchísimos otros “adheridos” inventados ad hoc a base de blogs, encabezados por No Les Votes, de Enrique Dans, declarado auténtico padre y gurú de DRY. Este último núcleo suele ser el dominante en las iniciativas de Democracia Real Ya y su actividad política responde a fuerzas afines al nuevo populismo de derecha prefascista que parece preparar el futuro T-Party español (Rosa Díez-UPyD, Transforma España-Fundación Everis, Lorenzo Abadía-Red Democrática, García Trevijano-MCRC, secta Zeitgeist-Ron Paul).

Aquella manifestación del 15 de mayo, tuvo una importante afluencia en algunas ciudades (entre ellas, Valencia). La web de DRY manifestaba entusiasmo porque no esperaba conseguir tanta audiencia a su consigna No les votes referida exclusivamente al PSOE y el PP (esperando, los unos que beneficiara a Rosa Díez y los otros que reimpulsara el viejo cadáver de Izquierda Unida).

Pero pasaron muchas más cosas que no estaban previstas por las mentes de nuestros nuevos aprendices de brujo cibernéticos: los primeros 24 jóvenes detenidos en Madrid, la manifestación espontánea y la acampada exigiendo su libertad, la extensión de las acampadas, la repetición de las agresiones policiales, la organización de asambleas diarias que se masificaron aún más el sábado de “reflexión” (a pesar de estar prohibidas por los jueces y boicoteadas por los representantes de DRY) y continuaron hirviendo día tras día.

Los medios de comunicación (incluidos los más rancios de derechas) tratan con un cariño espectacular a DRY y su posterior creación de márketing Movimiento 15M e Indignados, que se presentan como “ni de izquierda ni de derecha” e imponen en las asambleas y manifestaciones la ausencia de banderas. Del mismo modo, ocultan muy cuidadosamente cómo DRY intentó dinamitar las acampadas, manifestaciones y asambleas ilegales y fue desbordado en muchas ciudades, tanto en los hechos como en las reivindicaciones, durante al menos dos semanas.

Este tiempo, las asambleas reunieron a muchos miles de personas en los centros de las ciudades, fundamentalmente jóvenes trabajadores precarios o en paro (los estudiantes tuvieron muy poca presencia en plena temporada de exámenes). Pero también atrajeron por miles a trabajadores adultos, en un ambiente de discusión política libre y febril como no se había conocido desde los primeros años de la caída de la dictadura.

Mientras, DRY se esforzaba en recuperar el control político e implantar el ecumenismo “ciudadano”, “por encima de las clases y las ideologías” y pacifista, lo que inevitablemente implicaba matar las asambleas libres y soberanas que no se conformaban con servir de válvula de seguridad a la rabia social, sino que apuntaban a organizarse alrededor de propuestas anticapitalistas de salida a la crisis económica, política y social. Así, entre el 19 y el 20 de mayo, desde DRY se lanza en Internet, en los medios de comunicación y en las plazas el marchamo Movimiento 15M al que se le marca la hoja de ruta. Veamos cómo lo hacía Enrique Dans el 22 de mayo:

[...] A partir de ahí, (de las acampadas y de las asambleas) la dinámica falla: espoleados por las preguntas de medios de comunicación, los acampados pasan a creer que están de alguna manera obligados a presentar una especie de “programa político”, de “lista de peticiones”.

Empiezan a discutir entre ellos todo tipo de temas: desde la vivienda a la nacionalización de bancos y empresas, pasando por temas como la memoria histórica o las centrales nucleares, (...) Si quieren que el movimiento 15M llegue de verdad a algo, que acallen a las asambleas. Neguemos toda representatividad a sus propuestas, porque simplemente no la tienen, nunca la han tenido.

(http://www.enriquedans.com/2011/05/sobre-lasasambleas-las-acampadas-y-surepresentatividad-en-el-movimiento-15m.htm l)

Les costó mucho acallar a las asambleas, sobre todo las de las grandes ciudades, a pesar de que las atacaron organizadamente día a día con un gran abanico de instrumentos:

- con coacción a la libertad de expresión (“prohibían” expresarse a los partidos y sindicatos y se intentaba abuchear a quien hablara de ellos [¡¡¡¡sic!!!!!]). De manera combinada, muy a menudo, las mismas personas que encabezaban la censura interior se erigían en “representantes” que hablaban con los medios de comunicación sin que nadie los hubiera elegido para ello1 y mentían u ocultaban descaradamente sobre lo que se aprobaba en las asambleas;

- con “moderadores” (ni elegidos ni revocables por las asambleas) que anulaban votaciones una y otra vez hasta que las reventaban; a lo que había que añadir la pérdida de actas2; las comisiones nocturnas que “rehacían” a voluntad los acuerdos de las asambleas3 y todo un sinfín de maniobras antidemocráticas intolerables contra las que había que estar defendiendo la democracia asamblearia día a día.

- con la implantación forzada del sistema de “consenso”4, que permitía que un sólo elemento de cualquiera de todas las fuerzas proburguesas que actuaban al interior pudiera bloquear cualquier acuerdo en las comisiones (en las asambleas, mientras fueron masivas, no les era tan fácil imponer semejante aberración)

- con la reducción progresiva del tiempo de “tribuna libre” en las asambleas generales a favor de las interminables exposiciones burocráticas de comisiones muchas veces anodinas, cuando no ridículas (del “amor”) o sospechosas (de “teoría política”)

- con la atomización asamblea por asamblea, bloqueando los mandatos de coordinación estatal basada en delegados elegidos y revocables (como el que se aprobó en Valencia). En paralelo, inventaron una supuesta reunión nacional “de acampadas” a la que acudieron personas que nadie había elegido y de la que dijeron que había aprobado los eternos “cuatro puntos de consenso de mínimos” que no conseguían colar en las asambleas reales5.

- y finalmente, con la eliminación de la soberanía de la asamblea, convirtiéndola en un “ágora” (nuestros chicos de DRY tienen muchos estudios de escuela de pago, como nunca dejan de explicar) donde sólo podían ser discutidos los puntos que proponían las comisiones sometidas a la parálisis castrante del consenso, aunque generosamente se permitía que en el turno libre “los ciudadanos propongan líneas de reflexión”.6

En lo político, intentando taponar todas las reivindicaciones para sustituirlas, a través de las más vergonzosas mentiras, por sus “cuatro puntos de consenso de mínimos”7, puro maquillaje del estatus político y social actual, sacados directamente del programa de UPyD y aceptados por el PCE, vacíos de todo contenido significativo para las masas.

La supuesta organización “espontánea” de “gente normal y corriente” denominada Democracia Real Ya, demostró (y demuestra todavía) una gran capacidad organizativa a nivel de todo el Estado en sus tareas de desviar y agotar le energía que liberaba la rabia social y que tomaba cuerpo a través de las asambleas masivas. Consiguió, durante un tiempo, que numerosos grupos de jóvenes de las acampadas le hicieran gratis el trabajo sucio, hasta que empezaban a discernir que estaban siendo el instrumento de “alguna fuerza de derechas”, a delimitar el origen y naturaleza de dicha fuerza, a observar la colaboración de los viejos pesos pesados del PCE, cuya experiencia fue imprescindible en los momentos clave para bloquear propuestas ajenas al caminito marcado por DRY. Con ello las acampadas se fracturaron y muchos jóvenes se desmoralizaron y abandonaron las plazas, algunos para refugiarse en asambleas de barrios o pueblos que, con el reflujo, ya no pudieron tomar carácter realmente masivo.

Cabe decir que (animados por Anticapitalistas y algunos otros grupúsculos adoradores de los movimientos ciudadanos sustitutivos de la clase obrera) han quedado bastantes pequeños núcleos empeñados en “resistir” al ala derecha de DRY y/o de llenar localmente de contenido “progresista” las turbias y aparentemente vacías convocatorias de esa formación8.

En todo caso, durante sus dos semanas de vida real, antes de ser asfixiadas para dejar paso a las actuales pequeñas “ágoras del Movimiento

15M”, dispersas por barrios y conformadas de una combinación de pequeño-burgueses bienpensantes, lumpen y jóvenes despistados, las asambleas tuvieron vida propia y tomaron resoluciones propias. Algunas de estas resoluciones fueron contradictorias, y muchas no pudieron tomar cuerpo ni sobrevivir al sabotaje de todas las fuerzas que desde dentro y fuera trabajaban para defender la dominación de la burguesía.

Entre los elementos que dificultaban la defensa de la propia soberanía asamblearia, frente a las manipulaciones burocráticas, estaba la composición altamente variable de una asamblea respecto a la siguiente: porque eran diarias y en el centro de las ciudades. Al no basarse en los barrios obreros ni en los centros de producción era prácticamente imposible la participación continuada de las mismas personas. De ese modo, la mayoría de los asistentes del día no conocía los acuerdos del día anterior y no podía participar en el control de su cumplimiento.

Aun así, en todos lados, por lo que nosotros sabemos, se puso en el centro de las reivindicaciones la cuestión de la defensa de la sanidad y educación públicas, la derogación de la ley de extranjería y el cierre de los centros de detención para inmigrantes, la derogación del pensionazo y la Reforma laboral, la nacionalización de la banca, la escala móvil de horas de trabajo, la prohibición de los desahucios hipotecarios… frente a los “cuatro puntos” o el “decálogo” de DRY y allegados9.

El proceso asambleario de mayo, lo mismo que las grandes movilizaciones actuales contra los recortes presupuestarios, son una muestra de la voluntad de resistencia de las masas angustiadas por los efectos de la crisis y la ofensiva gubernamental contra las adquisiciones sociales. Pero igual que en Grecia o Portugal, en el resto de Europa y en todos los países capitalistas del mundo, la mayoría de las veces las movilizaciones se agotan sin resultados, no se transforman en grandes victorias, obstaculizadas por la cobardía traidora, el lazo criminal que los aparatos de los sindicatos y los partidos que actualmente representan a la clase obrera mantienen con el sistema capitalista, incluso en momentos como los actuales en que su propia parte del pastel está en peligro.

No ha habido, no hay, un partido que oriente a las masas en su lucha por discutirle a la burguesía, día a día, cada palmo de terreno. Que, al mismo tiempo, combata por elevar la conciencia y organización del proletariado a la altura de sus necesidades históricas: la de acabar con el poder político y económico del capital y organizar la sociedad de acuerdo con las necesidades de la mayoría de la población, frente a la ley de la máxima ganancia de los capitales privados. Para nosotros, Germinal, núcleo en defensa del marxismo, la construcción de ese partido revolucionario, a nivel nacional e internacional, es la tarea central y urgente que se le impone a los elementos más conscientes de la clase obrera en las actuales circunstancias de crisis global de la sociedad capitalista.

El hundimiento electoral del PSOE

Los resultados de las últimas elecciones parlamentarias del 20 de noviembre han cumplido todas las previsiones de las encuestas y reforzado los de las municipales del mes de mayo. La abstención se ha incrementado dos puntos respecto al 2008, alcanzando el 28,3%, un total de 9,7 millones de personas.

El PP ha obtenido el 44,6% de los votos (500.000 más que en 2008) y mayoría absoluta parlamentaria. A pesar de estar inmerso en un sinfín de procesos por corrupción que afectan al corazón mismo del partido, y sin molestarse en notificar al electorado la política económica que piensa llevar adelante, el gran partido de la burguesía española ha recogido una parte de los frutos del hundimiento del PSOE, que ha perdido más de 4 millones de votos, con el peor resultado de su historia.

UPyD, la niña bonita de DRY, con un discurso populista de “refundación democrática” de una España sin derechos constitucionales para las nacionalidades, ha recogido 800.000 de esos votos anteriormente socialistas. Aproximadamente los mismos que han aumentado Izquierda Unida y Compromís, los dos conglomerados que aglutinan a poststalinistas, ex-stalinistas, verdes, nacionalistas pequeño-burgueses, republicanos burgueses y hasta algún que otro grupúsculo que se reclama del trostkysmo.

La debacle del PSOE ha reforzado también, en pequeña medida de votos y porcentaje, a los dos grandes partidos burgueses del País Vasco y Catalunya (PNV y CiU) que, como siempre, colaborarán con el gobierno de España en todo “lo importante” (contra la clase obrera, aclaremos), aunque sin la fuerza negociadora de otras veces, dada la mayoría absoluta parlamentaria del PP.

La novedad electoral ha sido Amaiur, la coalición independentista vasca, compuesta por organizaciones de raíces burguesas (EA), pequeño-burguesas (Aralar) y obreras (Alternatiba). Esta coalición ha iniciado la reaparición parlamentaria del conjunto de la izquierda abertzale ilegalizada y perseguida desde 2003, cuando la aprobación de la Ley Partidos Políticos de Aznar. Amaiur ha obtenido 333.628 votos en el País Vasco y Navarra, donde se ha convertido en la segunda y tercera fuerza, con el 24,1% y 14,9% de los votos respectivamente. Con Amaiur en las listas, la participación en el País Vasco ha subido cinco puntos respecto a las elecciones anteriores, quedando en el 69,2%, a ya sólo 1,5 puntos por debajo de la media del Estado.

Los resultados de Amaiur reflejan dramáticamente la centralidad en la política vasca de la cuestión del derecho efectivo a la autodeterminación. Tras la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián y el anuncio del cese definitivo de la actividad armada de ETA, el voto a Amaiur recoge la ansiedad de una parte importante del pueblo vasco por salir del impasse agotador de décadas de terrorismo pequeño-burgués sin renunciar a sus reivindicaciones como nación sometida. Nadie sabe como finalizará el anunciado proceso negociador con el nuevo gobierno del PP, ni hasta qué punto lo bloquearán las fuerzas del Estado que viven política y, sobre todo, económicamente de la existencia del terrorismo. Lo seguro es que uno de los ejes centrales de la movilización de masas vascas continuará siendo la libertad de los más de quinientos presos, sometidos a leyes y “doctrinas penitenciarias” especiales, condenados por un tribunal especial, la Audiencia Nacional, heredera del TOP franquista.

Aún con sus propias especificidades, la cuestión de la orientación electoral (¿a quién votar?) ha sido para la clase obrera vasca o catalana (o gallega o valenciana, etc...) la misma que para la de todo el Estado Español en su conjunto. Y no es separable de la orientación política global en la lucha de clases.

El proletariado, en su intervención política, no puede apoyar el mantenimiento del Estado Español como una cárcel de pueblos atrapados por la Monarquía. Está obligado a asumir hasta sus últimas consecuencias el derecho de las nacionalidades oprimidas a decidir libremente su destino y sus relaciones con los otros pueblos del Estado. De hecho, es la única clase que puede dirigir la lucha por ese derecho democrático. Porque la burguesía, también la nacionalista, no cree en más derechos que los suyos a extraer el mayor beneficio posible de la explotación de los trabajadores. Y mientras que “el nacionalismo de los obreros y campesinos es la envoltura de su indignación social”10, toda la experiencia del último siglo de nacionalismo burgués catalán y vasco (los más desarrollados de todo el Estado) muestra cómo su “separatismo” no es más que su juego con el gobierno de Madrid, no es más que un instrumento contra sus propias clases obreras y la del Estado.

Sin embargo, todas las fuerzas mayoritarias que actúan en el interior de la clase obrera catalana y vasca tienen como objetivo, en el terreno de la cuestión nacional, o bien encadenarlas al nacionalismo opresor español (p.e. PSE, PSC) o bien someterlas directa o indirectamente a la burguesía local, mediante alianzas con alguna de sus variantes políticas ( IU, ICV, Amaiur, Geroa bai).

Sometidos de una manera u otra a los objetivos de tal o cual fracción política de la burguesía, los trabajadores no encuentran el camino de su unión férrea a nivel de todo el Estado, en defensa de sus propios objetivos económicos y políticos contra el enemigo de clase. Objetivos que incluyen necesariamente las grandes tareas democráticas pendientes de resolver tras el final de la dictadura franquista: acabar con la Monarquía y establecer la libertad en las relaciones entre los pueblos que conforman la actual España.

La ausencia de algún partido obrero que represente los intereses de clase con independencia de la burguesía, agravada por la entrega de las direcciones de las grandes centrales sindicales a los designios de la patronal y sus gobiernos, ha quebrado gravemente la conciencia y la solidaridad interna del proletariado español. Pesa la traición del PSOE, encabezando gobiernos burgueses en abierta ofensiva antiobrera o facilitando la labor de los que encabeza el PP. Pesa la traición del PCE, escondido detrás de formaciones de colaboración de clases, siempre presto a desviar las luchas obreras de cualquier objetivo que ponga en peligro el orden burgués, y especialmente desenmascarado cuando ha formado parte de gobiernos burgueses de coalición (recientes tripartitos catalán y vasco). Pesan tanto que, en las últimas elecciones, importantes fracciones del proletariado se han abstenido; otras han votado PSOE con repulsión, creyendo que su gobierno sería un “mal menor” frente al que formará el PP; otras han votado IU o Compromís a pesar de su batiburrillo político sin referencia obrera. En el País Vasco el voto obrero se ha dispersado entre la coalición nacionalista Amaiur y la socialdemocracia españolista del PSE. En el colmo de la desorientación socio-política, hasta en la mayoría de los antiguos “cinturones rojos” ha ganado el PP, lo que muestra que una parte importante de sus 10,8 millones de votos proceden de capas asalariadas que en tiempos anteriores entregaban instintivamente el voto al PSOE, considerado el partido tradicional de la clase obrera. Sin duda, puede decirse lo mismo respecto a una parte del millón de votos a CiU, el mayor partido de la burguesía catalana.

Lo que ha ocurrido en estas elecciones es que en realidad no eran un marco que ofreciera ninguna salida positiva factible para la clase obrera. En Germinal consideramos legítimo el voto a cualquier formación de la clase obrera, que se haya presentado sin alianzas burguesas o pequeño-burguesas, incluido el PSOE, en la medida que ese voto significa una autoafirmación de clase frente a la burguesía y sus partidos oficiales. Pero entendemos también, con una fracción importante del proletariado más consciente, que el hecho de poner nuestro voto en manos del PSOE, partido responsable de las brutales agresiones del actual gobierno (y explícitamente decidido a continuarlas si se diera la ocasión) no podía significar un punto de apoyo en nuestra lucha contra esas agresiones y las mucho mayores que viene preparando el capital financiero para dictárselas sin tapujos al gobierno sucesor. Por otro lado, ni habían condiciones políticas para el boicot electoral ni, como se ha comprobado a posteriori, las opciones de voto a formaciones obreras minoritarias o de voto nulo eran realistas como opción masiva.

Nuestras reivindicaciones no pueden esperar

Las elecciones son un hito limitado y puntual, en un terreno especialmente desfavorable, de la lucha de clases. Ahora los trabajadores y la juventud del Estado Español, con el futuro gobierno PP, enfrentamos una nueva etapa aún más agresiva contra nuestras condiciones de vida, en la línea de lo que sufren ya nuestros hermanos de Grecia o Portugal. Y sólo nos tendremos a nosotros mismos, con nuestros propios métodos y nuestras propias organizaciones para luchar.

Somos la mayoría de la sociedad, pero todo el viejo mundo, corrupto hasta la médula, intentará atomizarnos, dividirnos, paralizarnos, engañarnos, traicionarnos.

Nos queda organizarnos en base a la democracia obrera, en comités de fábrica, de centro de trabajo, de centro de estudio o de barrio obrero, unificar nuestras fuerzas en base a nuestras auténticas reivindicaciones, sin dejar que falsos profetas, indignados o tradicionales, bajo formas internautas o las de siempre, nos desvíen de los objetivos de los que depende nuestra existencia inmediata y nuestro futuro.

Para nosotros, las más urgentes reivindicaciones, las que deberían ser la base de un Frente Único de clase, que agrupara para la lucha inmediata a todas las organizaciones de los trabajadores, se concentran en las siguientes medidas:


* Trabajo o subsidio para todos y todas. Reducción de la jornada sin reducción de salario hasta acabar con el paro.

* Derogación del pensionazo y la reforma laboral. Ni un salario por debajo del mínimo interprofesional. Ni un contrato basura más.

* Fuera las direcciones entreguistas de los sindicatos obreros. Recuperación de la independencia sindical respecto al Estado y la patronal.

* Ni un ataque más a nuestros salarios, a los derechos sociales y laborales. Recuperación del poder adquisitivo perdido durante la crisis.

* Legalización de todos los inmigrantes. Derogación de la Ley de Extranjería. Cierre inmediato de los Centros de Retención e Internamiento de Extranjeros (CIES).

* Defensa de la sanidad y educación públicas, universales, de calidad y gratuitas a todos los niveles.

* Ni un euro de los presupuestos públicos para ninguna confesión religiosa ni para la enseñanza privada. Fuera la enseñanza de la religión de las escuelas.

* Sistema fiscal basado en los impuestos directos y progresivos que haga recaer el grueso de los ingresos sobre las rentas de los capitalistas.

* Nacionalización de la banca bajo control obrero, sin indemnización ni reventa. Anulación de la deuda externa.

* Nacionalización bajo control obrero, sin indemnización ni reventa, del suelo urbano y de las grandes constructoras e inmobiliarias.

* Derogación de la Ley hipotecaria! ¡Ni un desalojo más! Garantía de vivienda barata y de calidad para todos.

* Nacionalización bajo control obrero, sin indemnización ni reventa, de las grandes empresas de la energía, el transporte, las telecomunicaciones.

* Vuelta inmediata de todas las tropas españolas en el extranjero. No más intervenciones imperialistas.

* Libre ejercicio del derecho a la autodeterminación para Euskadi, Catalunya y todas las demás nacionalidades oprimidas.

* Libertad para los presos vascos y los luchadores sociales. Derogación de todas las leyes represivas especiales. Desmantelamiento de la Audiencia Nacional.

* Por un Estado barato, sin gastos innecesarios ni corrupción: ¡Fuera la Monarquía! ¡República!

Por un Gobierno Obrero que ponga en marcha este programa y todas los medios necesarios para iniciar la planificación de la economía de acuerdo con las necesidades de los trabajadores.


Valencia, 10 de diciembre 2011






 

1 Sabemos que en Valencia y en Madrid solían ser personajes relacionados muy directamente. en el primer caso, con la secta Zeitgeist impulsada por una fracción de extrema derecha yanqui y, en el segundo, con la Fundación Everis, conformada por representantes del gran capital español

2 ¡En Valencia fueron todas!

3 En Valencia, las comisiones nocturnas “bien dirigidas” ningunearon todos los acuerdos que la Asamblea general tomaba tanto respecto al establecimiento de la libre expresión en la plaza como los relacionados con reivindicaciones que ponían en cuestión la propiedad sagrada del capital, la financiación pública de la enseñanza privada o de las iglesias, las intervenciones imperialistas del glorioso ejército español o que simplemente trataban de la defensa de las adquisiciones de la clase obrera (sanidad pública y gratuita, pensiones, derechos laborales, etc). De ese modo, la comisión temática afectada por los acuerdos al día siguiente planteaba el orden del día como si nunca se hubieran aprobado y volvía a la carga con los famosos cuatro puntos de “consenso de mínimos”. Como denunció un miembro de un conocido grupo musical en un famoso escrito en Kaos en la Red, los prometedores jóvenes agentes de DRY organizaban las asambleas como si fueran el escenario de la película “el día de la marmota” (“Nos fueron llegando señales: La asamblea de Valencia y su vanguardia de los elegidos” http://www.kaosenlared.net/noticia/nos-fueronllegando-senales-asamblea-valencia-vanguardiaelegidos

4 Con ese método, durante al menos dos semanas, en Valencia evitaron que las comisiones de enseñanza y sanidad llegaran ni siquiera al acuerdo de defender ambos servicios públicos contra las privatizaciones. Por la TV3 supimos que en Barcelona pasó algo parecido al menos con la defensa del derecho de autodeterminación de Catalunya. En internet hay numerosos testimonios de cosas semejantes en muchas otras localidades)

5 La falsa reunión estatal de acampadas:

http://www.acampadavalencia.net/2011/06/03/agenda-de-actividades-del-3-de-junio/#comment- 2123

6 Ver texto “Ciudadano participa” que se consiguió imponer en numerosas asambleas cuando ya estaban medio muertas, agotadas por tantos mecanismos de sabotaje. La implantación del “consenso” frente a la aprobación por mayorías, en las asambleas de masas, consigue paralizarlas y agotarlas, haciendo que el huracán se convierta en un soplo impotente.

7 DRY contaba en cada asamblea que todas las demás asambleas habían consensuado en estos cuatro puntos. En Valencia, al menos, fracasaron en innumerables ocasiones sus intentos de hacerlos aprobar.

Los cuatro puntos eran:

1/ Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana.

2/ Lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política.

3/ Separación efectiva de los poderes públicos.

4/ Creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.

Estos señores no tenían previsto decir nada sobre el problema de las hipotecas, pero como inevitablemente es uno de los más sentidos por los jóvenes, han salido apoyando la consigna de “dación en pago”, cláusula vigente en cualquier país capitalista que no impide el desalojo legal de las familias tras años de pagos hipotecarios.


8 Recordemos la convocatoria internacional del 15 de octubre “Por un cambio global”, justo un mes antes de las elecciones parlamentarias españolas de las que ya se sabía que darían lugar a un “cambio global”... de mayoría absoluta PP. Para el 18 de diciembre la cosa aún es más descarada: con todo lo que está cayendo sobre la clase obrera, a DRY le preocupa conseguir para dentro de cuatro años una Reforma electoral, una persona un voto. Exactamente lo que reclama UPyD-Rosa Díez, cuyo objetivo declarado es reforzar la Monarquía y acabar con los escasos derechos constitucionales de las nacionalidades.


9 En Valencia hubo varias intervenciones muy aplaudidas contra la Monarquía y por la República. Ignoramos qué ocurrió en otras asambleas, pero estamos seguros de que si en Madrid o Barcelona, en los días álgidos una formación audaz hubiera combatido por el pronunciamiento a favor de la República, la iniciativa se hubiera extendido como la pólvora por todo el Estado.


10 La revolución española y la táctica de los comunistas. L. Trotsky.1931.

http://marxists.org/espanol/trotsky/spain/19310124.htm