2006-05-17 Bolivia tiene todo el derecho a recuperar el control de sus hidrocarburos y la totalidad de sus recursos naturales

Declaración del Grupo Germinal- En defensa del marxismo, 17 de mayo de 2006

EL PROLETARIADO DEL ESTADO ESPAÑOL NO DEBE PERMITIR QUE EL GOBIERNO MONÁRQUICO DE RODRÍGUEZ ZAPATERO CHANTAJEE AL GOBIERNO BOLIVIANO PARA DEFENDER LA RAPIÑA DE LAS GRANDES COMPAÑÍAS COMO REPSOL, BBVA,

LA CAIXA, ABERTIS, ETC

El 1 de mayo el presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció la aprobación de un decreto de ‘nacionalización de los hidrocarburos’, mientras desplegaba un operativo militar de defensa de todas las instalaciones de extracción de este país, el segundo de Latinoamérica en reservas de gas y el primero de Sudamérica en pobreza.

De hecho, el Decreto Supremo 28701 no es más que el desarrollo de una Ley de Hidrocarburos aprobada por el anterior Parlamento, bajo la presidencia de Carlos Mesa, el segundo presidente derrocado en los dos últimos años por una huelga general revolucionaria en demanda de la nacionalización .

El Decreto recuerda que los artículos 136, 137 y 139 de la Constitución boliviana declaran los hidrocarburos bienes nacionales de dominio originario, directo, inalienables e imprescriptibles del Estado, y se apoya en la situación creada por la sentencia del Tribunal Constitucional N0 00 19/2005, de 7 de marzo de 2005, que declaró nulos de pleno derecho todos los contratos en vigor con las empresas privadas petroleras, por no haber sido refrendados por el Parlamento, tal y como exige otro artículo constitucional.

Sobre esa base, el actual gobierno boliviano que, sin más actuaciones jurídicas, tenía las manos libres para decidir si disponer a través de una empresa pública (YPFB) de la totalidad del proceso productivo o rehacer nuevos contratos con las multinacionales, ha optado por esto último. El decreto concede 180 días de plazo para la negociación de los contratos, durante los cuales eleva transitoriamente el tipo impositivo vigente actual (un 32 % adicional al 50 % , pero sólo para los grandes campos gasíferos).

Por otro lado, se establece la recuperación del control de las acciones de propiedad pública manejadas por la Administradoras de Fondos de Pensiones –una de ellas bajo control del BBVA- en las tres petroleras procedentes de la privatización de YPFB (Chaco, Andina, Transredes) y la “nacionalización de las acciones necesarias para que YPFB controle como mínimo el 50% más 1 en las empresas Chaco SA., Andina SA., Transredes SA., Petrobrás Bolivia Refinación SA. y Compañía Logística de Hidrocarburos de Bolivia SA.”.

No es realmente una nacionalización, sino un intento de conseguir nuevos contratos menos escandalosos a favor de las multinacionales y de aumentar los ingresos del Estado procedentes de los tributos sobre la explotación de sus recursos naturales. Pero un acto tan simple y habitual de soberanía ha dado lugar a un sinnúmero de reacciones agresivas imperialistas, especialmente en el Estado Español. La monarquía española sabe de saqueos y robos en América por más de 500 años. Debe ser la razón por la que las grandes compañías, el PP y el propio gobierno del PSOE consideran Bolivia como territorio propio.

“Acto inamistoso”, “precedente contagioso”, “seguridad jurídica vulnerada”, “pretensión inaceptable”. Son adjetivos que han acompañado a las amenazas inmediatas -veladas y no tanto- del Ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, del de Economía, Pedro Solbes o del Responsable de la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea, Javier Solana. Cargos públicos ‘socialistas’ a quienes no les ha preocupado el saqueo sistemático de las propiedades estatales bolivianas por los bancos españoles, ni toda la piratería de REPSOL, su contrabando sistemático para eludir los escasos impuestos anteriores, la inscripción como propias de las reservas de gas propiedad del Estado boliviano o la destrucción de comunidades indígenas y ámplias zonas amazónicas con prospecciones salvajes.

Reuniones de los poderosos del mundo, presiones a través de sus peones en la vecindad –como Lula y Kirchner-, consejos de los supuestos ‘expertos equilibristas antiimperialistas’, como Castro y Chávez. Toda la parafernalia de los diversos imperialismos, entre ellos y en primera fila, el español, está cayendo sobre Bolivia, pequeño país al que se le quiere negar el derecho a disponer de sus propios recursos, mientras se le ahoga en deuda exterior siempre creciente y pagada a costa de la miseria de la inmensa mayoría de la población.

Ante todo ello, la clase obrera, la juventud y el conjunto de los trabajadores del Estado Español no pueden quedar indiferentes. Es su responsabilidad evitar que el gobierno de Rodríguez Zapatero, entregado a la defensa de los intereses de la saqueadora REPSOL, y las grandes compañías financieras, utilice los recursos públicos del estado contra el pueblo boliviano.

Todas las organizaciones que se reclaman de la clase obrera y de los trabajadores deben denunciar el papel depredador de las empresas imperialistas españolas en Bolivia, pronunciarse en solidaridad con los trabajadores bolivianos, por la defensa de Bolivia, de su derecho a controlar soberanamente sus recursos, de su derecho a luchar por liberarse del expolio al que le someten los países imperialistas, entre ellos España.

Todas las organizaciones obreras del Estado Español, los partidos y especialmente las centrales sindicales (UGT, CCOO, CGT, CNT,..), tienen la responsabilidad de luchar de manera efectiva (creando comités unitarios por la defensa de Bolivia, etc.) para evitar que el Reino de España, que el gobierno español, agredan al pueblo boliviano, chantajeen a su gobierno, justifiquen, cubran y encubran el robo imperialista de su patrimonio nacional.

Sin necesidad de identificarse con el programa conciliador del actual gobierno boliviano, todas las organizaciones de la clase obrera en el mundo entero, y principalmente del Estado Español, tienen el deber de asumir una posición irreconciliable contra el pillaje imperialista, su diplomacia, sus voceros mediáticos. La causa de Bolivia, como la causa de Afganistán, Irak, Palestina, Irán, etc, es la causa de la clase obrera internacional. La lucha por los hidrocarburos en Bolivia y en el mundo es solo una de las escaramuzas de vanguardia de las futuras batallas entre los opresores y oprimidos.

Grupo Germinal- En defensa del marxismo.

Estado Español, 17 de mayo de 2006

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